El Día del Niño nos invita a reconectar con nuestra versión más pura, inocente, divertida y luminosa.
Todos alguna vez fuimos niños. Tuvimos una infancia y días inolvidables que, al recordarlos, nos llenan el corazón.
Se acerca el día en que celebramos a los más peques de la casa, pero, sobre todo, es una fecha que nos invita a reconectar con nuestra versión más pura, inocente, divertida y luminosa.
El Día del Niño nos recuerda toda esa imaginación que nos acompañó en nuestros primeros años: mientras jugábamos por horas con amigos, hermanos, o incluso solos; mientras creábamos mundos desde nuestra mente, llenos de creatividad al construir, dibujar, cantar, pintar, bailar...
Yo defino esta celebración como abrir una cajita musical y dejar salir todos esos recuerdos bonitos, escuchando de fondo tu risa. Esa imagen que conservas mientras corrías descalzo en el patio o el jardín de tu casa, brincando en los charcos, jugando escondidas con tus vecinos, compartiendo tu sándwich en el recreo, dibujando tus caricaturas favoritas con crayones o plumones… Podría seguir y la nostalgia no acabaría.
Tal vez sí, tal vez no. Pero te invito a reconectar con esa forma de soñar sin límites. Jugábamos a ser astronauta, enfermera, presidente, superhéroe, maestra… o todas las profesiones que se nos ocurrieran. Aún me pregunto si realmente teníamos prisa por crecer o si simplemente admirábamos tanto a los adultos que nos rodeaban que queríamos rendirles tributo al imitarlos en nuestros juegos.
Deja que este Día del Niño sea un apapacho al corazón. Conecta nuevamente con esa parte tuya que creía que todo era posible. Que esta celebración sea una oportunidad para reencontrarte con tu infancia, con tu versión de niño o niña. Volver a sorprenderte con lo simple, reír y emocionarte con los pequeños detalles.
A veces estamos tan envueltos en la rutina que olvidamos que antes de ser adultos fuimos niños. Niños que se ilusionaban, que disfrutaban intensamente, que soñaban sin miedo. Recordemos esa vocecita interna y abracémosla con ternura. Nos enseña que la vida pasa, sí, pero no pasa nada si nos detenemos un momento y recordamos todo lo que aún podemos ser.
Nos leemos pronto, ciao.